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15 de noviembre de 2007

El ladrón de tapacubos

"Ahora que no me ve nadie..."
Esto es lo que más me gusta de ir a trabajar cada día. Que trabajes donde trabajes, vayas donde vayas, siempre está el payaso de turno que tiene que tocarte los cojones precisamente a ti. No es la primera vez que me pasa algo parecido, aunque esta vez el ladrón no estaba dentro sino fuera de la oficina.

En un blog, por educación y por respeto a los lectores, no está bien visto insultar. Y como estoy algo soliviantado y no quiero decir barbaridades ni soltar tacos malsonantes, creo que voy a optar por por escribir en modo irónico (perdonadme por la frikada).

< mode ironic="on" >
Trabajo en Madrid, en el maravilloso, tranquilo, apacible, remanso de paz del barrio de Orcasitas. Como cada día llego a mi trabajo en coche, y aparco tranquilamente en una calle de doble sentido, bastante transitada por gente de bien: entrañables ancianitas, sufridos taxistas, madres con sus niños camino del colegio. Se respira docilidad y armonía, en definitiva.

A media mañana, cuando volvemos de desayunar -una pausa cortita, naturalmente; que ante todo, somos amantes de nuestro trabajo-, pasamos justo por el lugar en el que tengo el coche aparcado y .. ¡oh, sorpresa! me encuentro con que un humilde transeúnte me ha tomado prestados dos de mis relucientes tapacubos, que había colocado apenas hacía un mes. Naturalmente, lo primero que pensé fue: "pobrecillo, si solo se ha llevado dos, pudiendo haberse llevado el pack completo. Y ya no está aquí para darle las gracias".

Que hermoso es que todos en este maravilloso barrio podamos compartir nuestras pertenencias. Sin ir más lejos, hace un par de semanas, algún simpático vecino decidió que le gustaba la radio que un compañero mío llevaba en su coche. Y, ni corto ni perezoso, decidió entrar a por ella. Qué bien que no le rompieron ningún cristal ¿verdad, Redondeado? Que amable y limpio trabajo. Y todo a plena luz del día, por supuesto, ¡que ante todo somos todos honrados y no tenemos nada que ocultar!.

Querido amigo, que ahora mismo estás en posesión de mis tapacubos: sólo quiero decirte que no te preocupes, que entiendo que en definitiva no eres más que un pobre desaseado descendiente de una madre con el más antiguo de los oficios, y que fuiste traído al mundo con dificultad o incluso error. Sólo espero, con todos mis mejores deseos, que estos tapacubos te sirvan, al menos, para cubrir en todo su diámetro -y mira que son anchos-, ese orificio desperfecto que posees al final del espinazo, y que, sospecho, tendrá amplias dimensiones como corresponde a un humilde muerde-almohadas como tú. Si necesitas ayuda para ello, no dudes en llamarme. Estaré encantado de ayudarte.
< mode ironic="off" >


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4 comentarios:

Anónimo dijo...

No te pases mucho con el, no vaya a ser que mañana te quedes sin los otros dos :P
Saludos
Fer
http://clonfsp.wordpress.com

Miguelón dijo...

Pues se los he dejado puestos... con un mecanismo de alarma, que cuando los tocas, salta un disco de "El Fary" ... ¡¡A ver si tiene güebos!!

Il Venturetto dijo...

"espero, con todos mis mejores deseos, que estos tapacubos te sirvan, al menos, para cubrir en todo su diámetro -y mira que son anchos-, ese orificio desperfecto que posees al final del espinazo, y que, sospecho, tendrá amplias dimensiones como corresponde a un humilde muerde-almohadas como tú"

¡Menos mal que estabas en modo irónico!

xDDDD

Anónimo dijo...

Si es que tu tb vas a unos barrios ...

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