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28 de octubre de 2010

Limpiando el barco...

Cuando se navega sin rumbo fijo, llevado por la corriente de este mar incesante que es Internet, uno tiende a dejar que las cosas se oxiden y envejezcan lentamente, perdiendo la frescura y el brillo que antes las hacía atractivas e importantes.

Por ello he dedicado algo de tiempo a intentar adecentar este barco, despejando la bodega de lastres y escombro, reparando el mástil y remendando los desperfectos que poco a poco lo han ido convirtiendo en un viejo navio pasado de moda. Como veis, prefiero las cosas sencillas, sin muchos artificios que estorben a los pocos navegantes de paso que vienen por aquí y les hagan el viaje pesado.

Espero que os guste... Yo, mientras tanto, voy a izar las velas para buscar de nuevo viento a mi favor.

12 de octubre de 2010

Brujas, la Venecia del Norte

Incluído dentro de nuestro viaje a París, tuvimos ocasión de realizar una excursión de un día a la ciudad belga de Brujas, cuyo centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en el año 2000.

El nombre de Brujas tiene su origen en el término flamenco brug, que significa "puente", y que da una idea de lo que nos vamos a encontrar al llegar a está pequeña joya del norte de Europa, rodeada por estrechos canales, y plagada de puentes, pasareles y embarcaderos. No en vano, se la conoce como la Venecia del Norte.

El centro histórico de Brujas es tan maravilloso como pequeño, y puede disfrutarse tranquilamente durante un fin de semana. Su mayor atractivo sin duda alguna, son las formidables construcciones arquitectónicas que mantienen su esencia medieval y que parecen transportarte como por arte de magia a otras éspocas de gran esplendor. Una ciudad peculiar también por su cultura y sus gentes, hospitalarias y siempre alegres, donde predomina la paz por encima del estrés de otras capitales, y donde curiosamente las bicicletas suelen ser más peligrosas para el peatón que los coches.

Los lugares más distintivos de la ciudad, que no los únicos, son: la Plaza Mayor con su pintoresco mercadillo cubierto, presidida por el Campanario municipal, una de las pocas torres que no está dedicada al culto religioso; la plaza de Burg donde se encuentra el Ayuntamiento y edificios representativos como la Iglesia de la Santa Sangre; la Iglesia de Nuestra Señora con su enorme torre de ladrillo (actualmente en restauración); El Beguinaje Ten Wijngaerde, un bellísimo paraje que actualmente se ha reconvertido en monasterio; y por supuesto, cómo no, los canales que bañan la ciudad y que la convierten en un paraje mágico donde los haya. Pueden recorrerse en barca, en la que un guía nos irá enseñando los rincones más bellos de Brujas.

No hubo tiempo en apenas medio día a verlo todo. Dicen que la verdadera belleza de esta ciudad sólo se descubre por la noche, cuando las calles quedan desiertas, los canales en calma y el caminante se siente como el único dueño de una ciudad que, ahora sí, le revela todos sus secretos.

Así que, sin duda, volveré para comprobarlo.

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PD: Podéis ver mis fotos de París y Brujas en el album de Flickr
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