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26 de noviembre de 2008

¿A quien daña la piratería?

Hoy me he enterado de que el Ministerio de Cultura se ha bajado los pantalones se ha puesto las pilas para luchar contra la piratería en Internet, y se ha embarcado en una campaña publicitaria  para concienciar a la sociedad del daño que hacen con las descargas "ilegales". La campaña se llama "Si eres legal, eres legal" (tremendo eslogan, sí señor...) y, como suele ocurrir en estas ocasiones, está llena de discursos y argumentos tan viejos y manidos, que cada vez que se oyen en boca de los de siempre, parece oírse de fondo el crepitar de la gramola. No os perdáis el spot televisivo:


(Si no ves el vídeo, pulsa aquí)


Si aún no os habéis caído al suelo de la risa, podéis visitar la  página web que han abierto para la ocasión. En ella escupen toda una sarta de sandeces para desprestigiar el intercambio de archivos P2P, y criminalizar a todos aquellos que se descargan contenidos (no sólo audiovisuales), comparándonos con vulgares ladrones y gamberros de barrio. Encima de que nos imponen un canon abusivo e injusto por un derecho que nos da la ley, usan el dinero de nuestros impuestos para pagar una web en la que nos insultan descaradamente, así "por la face". Encima de putas ponemos la cama, ¡HOYGAN!.

Entre la impotencia y la incredulidad, le he echado un vistazo a la susodicha web, y he visto una sección que se llama "Testimoniales". He entrado en ella, mientras pensaba a cuántos mercenarios habrá pagado el Ministerio para escribir allí comentarios a favor del canon, de la SGAE o de la madre que los parió. Sin embargo, enseguida he esbozado una sonrisa al ver que no era así, que muchos de los testimonios están a favor del intercambio libre de archivos (aunque, evidentemente, estos no los sacan en la portada).

De entre todos, este testimonio me ha encantado, por lo sutil y lo bestial de la moraleja:
Las cosas están muy mal. Tengo un grupo de rock y veo como ha cambiado todo. Antes dábamos un concierto al mes y venían 15 o 20 personas a vernos, amigos, familia... y la mayoría de ellos nos compraban un CD, ahora con el pirateo damos 4 conciertos a la semana que solemos llenar y ¡no vendemos ni un solo disco!
Las cosas están muy muy mal para la música.

Sinceramente, no se si el autor está hablando en serio o lo hace en tono irónico. Quiero entender que es lo segundo.

Pero en el fondo da igual. El mensaje que extraigo yo (y cualquiera con dos dedos de frente) de este testimonio es muy esclarecedor: ¿para quién están mal las cosas? ¿para la música? NO. Las cosas SI están mal para la venta de discos, es decir, para la industria discográfica que pretende llenarse los bolsillos con su modelo caduco, donde quieren seguir cobrando por una copia que ya no cuesta dinero. Las cosas NO están mal para la música, porque gracias a Internet los grupos consiguen mayor difusión, más publicidad y más seguidores. No se venden más discos, pero la música se sigue creando, sigue sonando tanto o más que antes en salas de conciertos y los artistas consiguen beneficios de forma más directa. Este es el modelo, sin intermediarios, que debe funcionar.

No se puede decir más claro en menos líneas. Si el autor de ese testimonio hablaba en serio, debe estar ciego para no darse cuenta del verdadero sentido de sus palabras. Si hablaba irónicamente, ¡ole, ole y ole! porque le ha dado en toda la bocaza al Ministerio y a la SGAE.

3 de noviembre de 2008

[Libro] ¿Está Vd de broma, Sr Feynman?

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Título: ¿Está Vd de broma, Sr Feynman?
Autor: Feynman, Richard P.
Editorial: Alianza Editorial S.A.
Páginas: 408
ISBN: 978-8420695471
Idioma: Castellano

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Acabo de terminar de leer este espléndido libro, recomendado por un buen amigo, y tengo que decir que me ha sorprendido muy gratamente. Se trata de una biografía, un tanto peculiar,  del físico teórico estadounidense Richard P. Feynman (1918-1988).

Feynman trabajó para el Proyecto Manhattan que daría lugar al desarrollo de la primera bomba atómica, y obtuvo el premio Nobel en 1965 por su aportación al estudio de las interacciones entre partículas subatómicas y la radiación electromagnética. Aunque, como el mismo comenta en el libro, recibir este premio no fue sino un estorbo que le llevó a ser mundialmente conocido, y a no poder llevar una vida algo más tranquila. Ejerció de profesor y ponente en multitud de Universidades y escuelas técnicas, siendo uno de los físicos más reputados de nuestro tiempo.

Pero por encima del científico, Feynman era un hombre excéntrico, carismático y tremendamente inteligente, lo que combinado con un espíritu travieso y juvenil, le llevó a hacer casi de todo en su ajetreada vida. Bromista hasta la médula, tan pronto arreglaba complejas calculadoras, antes incluso que los técnicos de la marca, como reventaba las cajas fuertes que contenían los secretos de la bomba atómica, por mera diversión. Tenía un sentido del humor comparable a su genio para la ciencia, tan atrevido que era capaz de tomarle el pelo al mismísimo Ejercito de los Estados Unidos, haciéndose pasar por loco para librarse del reclutamiento.

Además, su visión optimista de la vida y su espíritu emprendedor le llevó a salirse de sus límites y buscar otras pasiones a las que dedicarse cuando tenía tiempo: llegó a tocar la frigideira en una banda de música por las calles de Río de Janeiro, o los bongos, o a aprender a dibujar en tiempo record tan bien que logró vender varios cuadros. Llegó incluso a tener su espacio en una exposición de pintura moderna.

También se dedicó a estudiar otros "fenómenos" más alejados de su campo científico, como frecuentar club nocturnos y pasear acompañado de bellas señoritas -adquirió gran fama de mujeriego y llegó a elaborar complejas teorías sobre cómo se debe ligar con una mujer- o experimentar la "percepción extracorporal", introduciéndose en tanques aislantes de agua pesada, para tener alucinaciones. En fin, un personaje extravagante y polifacético donde los haya.

El libro cuenta estas y otras cosas en palabras del mismísimo Feynman, con su peculiar sentido del humor, y sin escatimar detalles, lo que hace que este personaje te enganche desde las primeras lineas. En mi opinión, nunca una biografía fue tan amena y apasionante.

De regalo, para terminar de despertar vuestra curiosidad, os dejo este video donde Feynman da muestras de su talento con los bongos:


(Si no ves el vídeo, pulsa aquí)