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26 de enero de 2010

Suicidio 2.0


Uno se da de alta en las redes sociales con el ánimo, saludable, de estar en contacto con amigos, conocidos, familiares lejanos y compartir con ellos un pedacito de su vida. Una actitud socialmente loable a la que cada día se adhiere más gente con ganas de sentirse conectado a todas esas personas a las que no puede ver en persona.

Pero hay gente que pierde el norte con mucha facilidad, y un buen día empieza a exhibir más información de la necesaria, hasta que su intimidad desaparece por completo en una hemorragia de datos privados que va publicando sin ninguna mesura, en distintas redes sociales, blogs, foros, etc. ¿Alguna vez os ha pasado esto? ¿Tenéis más perfiles creados en Internet que pelos en vuestra cabeza? ¿Vuestras fotos aparecen hasta en el periódico matutino del Bronx? ¿Hay gente ahí fuera que conoce incluso vuestro ritmo intestinal?

Si la respuesta a esas preguntas es afirmativa, entonces quizá ha llegado el momento de replantearos vuestra vida virtual y empezar a recuperar vuestra intimidad. Para ello no tenéis más que borrar toda esa información que circula sobre vosotros por la red y desaparecer del mundo virtual, como si nunca hubieseis existido.

¿Una tarea imposible? Ya no, porque ha llegado “Web 2.0 Suicide Machine”. La máquina del Suicidio Web 2.0. Una nueva herramienta pensada para garantizar tu deceso virtual en una décima parte del tiempo que te costaría hacerlo de forma manual. Ellos se encargan de borrar todas tus huellas de la red, de forma rápida y sin dejar ni rastro de tu presencia. Eso sí, una vez contratados sus servicios ya no hay vuelta atrás: los datos que ellos eliminen serán irrecuperables para siempre.

De momento el servicio es completamente gratuito. Y después, siempre podremos hacer lo que en la vida real nos está prohibido: volver a nacer en la Web con otra identidad completamente diferente.

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Visto en: El Confidencial
Web Oficial: Suicide Machine

16 de enero de 2010

Discos Multimedia: A la cuarta, la vencida.

Nunca pensé que comprar un disco duro multimedia fuera una tarea tan árdua y complicada. Llevaba ya tiempo con la intención de adquirir uno para conectarlo al televisor del salón y poder ver y guardar mi colección de películas, en constante crecimiento. Al final, y en previsión de que los Reyes Magos podían mandarme al carajo en cuanto les pidiera esto, decidí que lo mejor era hacerme un auto-regalo de Reyes.

Así que me puse manos a la obra y me lancé a las calles a buscar con ahínco un disco multimedia que cumpliera mis exigencias. Tampoco quería mucho: En primer lugar, era imprescindible que el disco contara con conexión de red (Ethernet y/o Wifi) para poder traspasar los contenidos sin necesidad de andar moviendo el disco de la tele al PC y viceversa. Y en segundo lugar, también muy importante, que reprodujera alta definición: 1080p, ficheros MKV, etc. Es cierto que mi televisor es algo viejuno, pero dado que tendré que renovarlo en breve (coincidiendo con el famoso apagón analógico) y que compraré uno con FullHD, pues no era plan de quedarnos cortos con el disco. En cuanto a capacidad, buscaba más o menos 1TB, aunque podía conformarme con menos, si fuera necesario. Nada más. Ni siquiera necesitaba que tuviera capacidad de grabación, ni sintonizador TDT, ni nada de eso.

La primera opción fue el Sveon SPM 3000 que, aparentemente tenía muy buena pinta. Lo adquirí junto con un adaptador Wifi USB, para conectarlo a mi red wireless. Mis impresiones nada más conectarlo fueron bastante buenas: el sistema gráfico estaba bien diseñado, muy agradable a la vista y sencillo de manejar a la par que rápido. Reproducía mis películas sin problemas, e incluso en el caso de videos con subtítulos SRT, permitía definir la posición de los mismos. La red se configuró también sin problemas, y al instante estaba reproduciendo en mi televisor archivos de mi PC, en streaming a través de la red, sin saltos ni retardos. En definitiva, un reproductor muy bueno...

Pero (siempre hay un pero) tenía un fallo: la conexión de red únicamente permitía acceder desde el Sveon al contenido multimedia de otros equipos de la red, pero no al revés. Es decir, yo desde mi PC no podía ver los contenidos del disco duro Sveon. Esto, para mi, era un gran contratiempo, ya que no podría reproducir contenido del disco en mi PC cuando quisiera, ni pasar archivos desde mi PC al disco, a través de la red.

Así que, no me quedaba otra salida que devolverlo, con todo el dolor de mi corazón.

La segunda opción fue el disco Iomega Screenplay Director de 1TB. Por lo que pude leer previamente, este disco cumplía todos los requisitos y permitía el acceso al mismo desde otros equipos de la red. Además ofrecía la posibilidad de acceder a servicios de Internet como Youtube, Flickr, etc. para ver sus contenidos en tu TV sin necesidad de encender el ordenador.

Pues bien, el gran chasco llegó cuando lo conecté al televisor y comencé a probarlo. Sólo lo probé durante unos escasos 10 minutos. No aguanté más. No os podéis hacer una idea de lo desesperante que es tener que esperar 3 segundos cada vez que pulsas una tecla para ver la respuesta del aparato. Era lo más lento que había visto desde aquel Windows 3.11 que venía con mi 486.

En esos diez minutos se me quedó colgado 2 veces, y tuve que reiniciarlo a botonazo limpio. Y lo mejor fue cuando me puse un vídeo con subtítulos SRT (el mismo que ya probé en el Sveon) y los textos empezaban a amontonarse con retardo, llegando a salir hasta ¡30 segundos más tarde que la frase hablada!... ¡Insoportable!. Hasta me entró la risa tona, de lo malo que era. En fin, obviamente ni siquiera me molesté en probar la red. Después de los 10 minutos ya lo tenía guardado de nuevo en la caja y listo para devolverlo.

Bueno, parecía que la cosa se complicaba un poco más de lo previsto. Se me agotaban las opciones. Las diferentes marcas que iba viendo no me daban la confianza necesaria, o no me aseguraban que tuvieran soporte NAS para la red. Tenía que subir en la escala de precios.

La tercera opción fue el Storex NMT (Aivx391NMT). Este disco está basado en el sistema Networked Media Tank, de Syabas, un popular sistema basado en Linux que proporciona infinidad de funcionalidades al reproductor y los últimos codecs para garantizar su compatibilidad con todo tipo de formatos. Incluye la posibilidad de instalar incluso clientes de BitTorrent para descargar contenidos sin necesidad de ordenador, u otras aplicaciones adicionales. Además, este reproductor está diseñado sobre un chip Sigma Design SPM8635, uno de las marcas más reconocidas en el campo del hardware multimedia. El precio era su única pega, aparte de que era imposible encontrar opiniones del mismo en foros, blogs, etc. Parecía que nadie lo tenía.

Pero finalmente me fié de mi instinto y me lo llevé, convencido de que era la mejor decisión. Eufórico por el éxito de mi compra, me puse a conectarlo al televisor con esmero para empezar a probarlo y deleitarme con sus capacidades...

... Pues bien, el condenado ni siquiera se encendió.

"¡Mierda!". Reviso las conexiones del aparato, una y otra vez, por si fuera un fallo mío. El cable de corriente, bien. Interruptor de encendido... clic, clac, clic, clac,... Nada, no da señales de vida. Lo cambio de enchufe, no vaya a ser que... clic, clac, clic, clac. Nada, tampoco. ¡JODEEEEER!

Resignación. De vuelta a la caja y de vuelta a la tienda. Afortunadamente esta vez lo había pagado en efectivo, para que no pudieran sospechar de mi, a través de las compras y devoluciones hechas con mi tarjeta de débito.

Parecía que el destino me estaba gastando una broma pesada. Ahora si me que me quedaba sin opciones.

Pero no me rendí y volví a la carga. Me había empeñado en que el Storex era el disco que necesitaba y al fin y al cabo, el hecho de que no encendiera podía ser un fallo puntual del disco anterior. No parecía lógico pensar que fuera por incompatibilidad en el sistema de alimentación, por lo que el mismo error no debería repetirse en otro modelo.

Así que volví a por otro. Naturalmente a otra tienda de la misma cadena, no fuera a ser que en la tienda anterior hubieran puesto el que devolví de nuevo a la venta y me tocara la china (una sucia jugada, muy habitual en estos grandes almacenes).

Nada más llegar a casa lo conecté rápidamente, casi atenazado por los nervios que me producían la incertidumbre de ver si arrancaba o no. Y esta vez... ¡e voilá!. Se encendió.

De momento estoy muy contento con la adquisición. He probado todo tipo de archivos de los que tengo por aquí, y lo reproduce todo sin rechistar: DivX, Xvid, MKV, etc. Puedes incluso ver películas a alta velocidad (hasta 8x) en velocidad continua, sin que haya un mínimo salto en la imagen. Se conecta perfectamente a red y a multitud de servicios de Internet (Youtube, Picasa, Metacafe, Radio...), aunque no sea lo más cómodo del mundo. Y por supuesto, desde el ordenador puedo acceder al disco, puesto que cuenta con varios servidores para todos los gustos: FTP, SAMBA, AV PnP, NFS, etc..

Una joya de reproductor que, sin duda, recomiendo a quien vaya a adquirir uno. Bueno, tiene una pequeña pega: el único manual que viene en la caja está en francés. Pero el sistema se puede poner fácilmente en español, y resulta bastante intuitivo. Si tenéis unos mínimos conocimientos, posiblemente no os haga falta ni mirar el manual. Si aún así, queréis el manual en español, podéis solicitarlo a la dirección de soporte de España, que viene en su página. Os enviarán el manual traducido con mucho gusto. Yo lo hice.

Bueno, os dejo, que después de esta parrafada me han entrado ganas de ver una peli....

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13 de enero de 2010

Avatar 3D

Hace casi una semana que he visto esta película, que será sin duda una de las más taquilleras de la historia, y aún sigo sorprendido... impresionado, diría yo, por el espectacular despliegue visual y la puesta en escena que ha conseguido crear el director James Cameron, en un nuevo alarde de fuerza y poderío cinematográfico.

Sin tener una historia excesivamente original, ni un guión brillante, la fuerza de Avatar reside, como no podía ser de otra forma, en sus espectaculares efectos especiales. Efectos que se ven multiplicados por mil cuando estás disfrutando de la versión en tres dimensiones, y que te hacen sentirte como un invitado más en la película.

Desde luego James Cameron tenía las ideas muy claras sobre cómo había que narrar esta historia y sobre el efecto que quería lograr en el público. No exageraba cuando hace 15 años, con la idea tomando forma en su mente, decidió esperar hasta que existiera la "tecnología adecuada" para recrear el maravilloso mundo de Pandora. Y fue la mejor decisión. Lo mejor de todo es que, ahora que ya existe, no abusa de ella. La aprovecha en su justa medida, sin excesos ni ostentaciones, para dar esa sensación de profundidad necesaria para envolver al espectador en una realidad espectacular.

En cuanto a la historia en sí, ya digo que no es la más original del mundo, y podréis leer en varios sitios la cantidad de influencias y coincidencias con otras películas como Pocahontas, Bailando con Lobos, Star Wars, etc... Pero creo que eso no le hace justicia, y sería de bobos quedarse en la simple definición de Avatar como una mezcla de otras películas. No es así.

No os contaré nada de la historia. Lo cierto es que escrita aquí os parecería mucho menos creíble. Es preferible que vosotros mismos la vayáis descubriendo poco a poco, porque a pesar de ser en cierto modo previsible, te enganchará con una facilidad pasmosa y poco importará a qué otras historias se parezca, porque aún así será diferente y única.

Lo dicho: no esperéis más para ir a verla. Reservad cuanto antes vuestra entrada. Y si es posible, en su versión 3D, aunque sea más cara: no os arrepentiréis. Al principio reconozco que marea un poco, pero luego te acostumbras enseguida y ni te acuerdas de que llevas una gafas puestas. Después, acomodaos bien en vuestro asiento, olvidaos de las palomitas y demás distracciones... y disfrutad.

Bienvenidos a Pandora...


(Si no ves el vídeo, pulsa aquí)

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4 de enero de 2010

Año nuevo, vida nueva




Año nuevo, vida nueva. O, al menos, eso es lo que intentan todos... aunque  luego nadie cumpla ni la mitad de las cosas que se propone. Afortunadamente, porque si no nos convertiríamos todos en un ejército de hippies de vida saludable activistas anti-sistema-pro-derechos-humanos, y fresitas en su peso ideal. Aterrador.

Por mi parte también he hecho mi lista de propósitos para el año que ahora comienza, con la esperanza de poder cumplir, al menos un 20% de la mitad. Un objetivo modesto... pero objetivo, al fin y al cabo.

Pero tranquilos, que no os voy a aburrir contando mis  cuitas y maquinaciones. La lista la tengo en mi cabeza, a buen recaudo, y de momento no saldrá de ahí. No quiero encontrarme a final de año con un inventario de intenciones que no se han cumplido, y que alguien me las tire a la cara a modo de reproche.

Simplemente os diré que tengo tres o cuatro proyectos en mente. Alguno relacionado con lo profesional, y otros más personales. Tampoco es nada que suponga cambios radicales en mi vida: son propuestas que encajan -o deberían encajar- bien en mis hábitos actuales. Si las cosas van bien y voy logrando mis objetivos, os pondré al día de ello convenientemente. Y si no, pues me guardaré los resultados para volver sobre ellos el año que viene. Sin prisa pero sin pausa.


Eso sí, entre esos objetivos, naturalmente, está el seguir dándoos la brasa en este humilde espacio. Si vosotros me aguantáis, claro.

¡Feliz año a todos!

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Imagen obtenida de: Esto no, eh?