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26 de febrero de 2007

Cuatro chulos en Las Cortes

22:30 del Sábado 24 de Febrero: Estaba junto a unos amigos al pie de las escaleras principales que dan entrada al Congreso de los Diputados (y que a esas horas naturalmente permanecía cerrado), soportando el viento frío que soplaba desde la plaza de Neptuno, y apoyados junto a uno de los Leones de bronce que la flanquean.

Arriba, un policia armado, bastante entrado en años (peinaba más canas que pelo castaño), vigilaba la puerta de entrada, caminando de un lado a otro tras las columnas que sostienen el pórtico. Le observé con curiosidad y, porqué no, con algo de admiración: soportaba el frío con semblante serio, imperturbable, y miraba hacia la calle con la indiferencia de quién ya lo ha visto todo, junto a las puertas donde se toman las decisiones que rigen -y dirigen- nuestra modesta existencia.

A los pocos minutos, veo cruzar la calle en dirección a nosotros a un grupo de cuatro adolescentes de no mas de veinte años. Todos ellos cortados con el mismo patrón: pelo rapado con una cresta estilo mohicano, cazadoras y vaqueros ceñidos, y andares chulescos.

Continúa...


Nada más ver su aspecto y su actitud, acierto a catalogarlos como simples "niñatos" con ganas de gresca. Desgraciadamente esta especie abunda en Madrid y se les reconoce a la legua. Vienen riéndose, pero con leve gesto de sorpresa, como si fuera la primera vez que ven el edificio que tienen ahora enfrente.

Empiezan a subir las escaleras, y no tardan ni dos segundos en confirmar mis sospechas. Con un descaro absoluto y obvias intenciones de buscar las cosquillas, se dirigen al policia cual camarero de terraza:

-¡Eh!... ¡Jefe! -vocean-... Aqui hay tiros, ¿no?

"Niñatos, chulos, y por si fuera poco, incultos", pienso mientras contemplo la escena con resignación. El policia, que debe haber soportado mil gilipolleces similares, propias de energúmenos que pueblan la zona a esas horas, se detiene y les observa con la misma tranquilidad que si se encontrara ante una amable e indefensa ancianita, y sacia su curiosidad con voz seria:

- Sí, del asalto del 23F

El que ha formulado la pregunta, se queda callado mirando la puerta con la boca abierta. Me temo que la respuesta le ha dejado como estaba. Probalmente el dia que explicaron en su clase el Golpe de Estado de 1981, estaría fumandose unos petas con los otros tres. E instantáneamente se confirman otra vez mis sospechas:

- ¿Y se pueden ver?

Por su gesto inexpresivo, no adivino si se refiere a entrar al hemiciclo a ver los disparos o si, en su inocente ignorancia, cree que que los disparos pueden verse desde el exterior. En cualquiera de los dos casos, la pregunta resulta absurda y da una idea aproximada del coeficiente intelectual del muchacho. El policia esboza una sonrisa de resignación y responde:

- No. Está cerrado.

"...evidentemente". Cuando pensaba que ya no era posible tanta estupidez junta, otro de los jóvenes, empeñado en querer agotar la paciencia del guardia -y hacerme estallar a mi en carcajadas-, aún es capaz de rizar el rizo:

- Y ésta...- murmulla señalando la metralleta del policia - ¿dispara balas de verdad?.

El policia manteine su gesto imperturbable. Suspira y asiente, con gesto cada vez más serio:

- Pues sí... claro.

Aunque por su mirada, claramente, quiere decir: "Cuando quieras te meto una ráfaga por el culo y lo compruebas, mamarracho".

Dado que el policia no se dejaba encontrar las cosquillas, y a los niñatos se les habían disuelto las pocas ideas que tenian en el whisky del botellón, decidieron marcharse finalmente. Volvieron sobre sus pasos y desaparecieron calle arriba, mientras se reían de dios sabe qué y acentuaban su paso chulesco y macarra, como si hubieran ganado la batalla.

En fin, una anécdota como otra cualquiera, sin importancia, si no fuera porque, como digo, esta especie de ignorantes fanfarrones y desvergonzados, que viven en su nube de pastillas y chunda-chunda, y que se creen por encima de todo y de todos, abundan en esta ciudad. Y me entran escalofríos cuando pienso que de muchos como ellos -y de los que vienen detrás- depende el futuro de este pais... y de nuestras pensiones.

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1 comentarios:

Il Venturetto dijo...

"El policia, que debe haber soportado mil gilipolleces similares"

Los tests psicotécnicos que pasan los policías son los mismos que los que pasan los árbitros. :)

Quizás hubiera sido buena idea contestarle a los niñatos: "hay tiros de una vez que vinieron a tocarme los cojones unos pringaos como vosotros" xDDD

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