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25 de septiembre de 2006

Los ladrones van a la oficina

Hoy ha sido una jornada de trabajo complicada. O mejor dicho, hoy ha llegado la gota que ha colmado el vergonzoso vaso de la semana pasada. Llevo un año largo trabajando para Amena y hasta ahora pensaba, quizá ingenuamente, que la gente que trabaja en tu misma oficina (lease edificio, planta, sala etc, ), aunque sus funciones nada tuvieran que ver con las tuyas, se comportaba como gente honesta, dedicada a su trabajo y procurando ayudar y echar una mano a los compañeros, si eso estaba en su mano; que al fin y al cabo, todos estamos en el mismo barco.

Continúa...


Pero esta semana, he recibido un bofetón de realidad, que me ha hecho sangrar hasta la última gota de mi confianza en los supuestos compañeros. Naturalmente no me estoy refiriendo a las personas que durante este tiempo han trabajado a mi lado: mis verdaderos compañeros (y ellos saben quienes son, no me hace falta dar nombres) son, y han sido, de lo mejor que uno puede desear en su vida laboral.

No... me refiero a los otros... a los que no conozco. A los que se escudan en ese anonimato, para creerse que pueden hacer lo que les da la gana y donde les da la gana. Naturalmente en Amena hay gente estupenda, majisima, honrada, generosa, servicial, etc. entre las que siempre existe (como en todas las oficinas, supongo) una oveja negra, un sucio ladrón de barrio al que no le importa meter las zarpas en armarios ajenos, para robar.... sí, lo digo: robar, con total impunidad y desfachatez, en tu propia oficina, aun sabiendo que eso puede joder y poner en serios aprietos a un compañero, o varios, a los que no conoce.

Los hechos:
Las tres personas que componemos el grupo, guardamos en un armario, bajo llave, material técnico que necesitamos para nuestro trabajo: móviles, PDAs, tarjetas 3G, un portátil, etc. La semana pasada descubrimos que nos habían "desaparecido" dos de las tres PDAs que utilizabamos habitualmente. Las cajas, en cambio, seguían en el armario, vacias. Esto, junto con el hecho de que eran las dos piezas de más valor, y que volaron junto con sus cargadores y sus bases correspondientes, nos aseguraba que no era un descuido desafortunado.

Desconcertados, tuvimos mucho cuidado de no dejar allí la llave y de asegurarnos de cerrar el armario con todas las cosas dentro.

El Viernes tocaba emabalar todo el material porque nos trasladábamos a Alcobendas. Guardamos todo el material en una caja que embalamos con mucho mimo. Esa misma mañana (juraría que fue así, aunque no puedo fiarme ya ni de mi sombra) comprobé personalmente que la tercera PDA estaba aún intacta. Así era. Poco despues la guardamos junto al resto del material en una caja y la embalamos con mucho tiento.

Hoy hemos recibido el material en nuestro nuevo puesto. Cuando hemos abierto la caja (que estaba impecablemente cerrada, tal cual la dejamos) comprobamos atónitos que la tercera PDA también había desaparecido.

La única explicación es que el desdichado/a energúmeno/a que las sustrajo, como no podía ser de otra forma, tenía su propia llave y se llevó la última PDA antes de que empezáramos a embalar. Así de fácil y así de despreciable.

De aquí la razón del título. Los ladrones pueden estar a tu lado y trabajando contigo. He perdido, de un plumazo, la confianza en la gente que trabaja cerca, lo reconozco (no así en mis compañeros de área). Pero es que me han obligado a que así sea. Sé que no se debe acusar a nadie sin pruebas... yo no lo hago, entre otras cosas, porque no sé quien ha sido. Pero no puede ser nadie de fuera, eso no es discutible (cualquiera que trabaje en Amena lo sabe). Es alguien de dentro: empleado de Amena, subcontratado, de mantenimiento, de seguridad o de la limpeza. Poco importa, pues para mi no deja de ser un ladrón con menos de medio dedo de frente.

Lo siento por si hay algunas palabras ofensivas... no creo que nadie que lea esto se ofenda... a menos, claro, que sea a quien pretendo ofender.

Ahí queda eso...

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3 comentarios:

Esteban dijo...

Joder, vaya tela. Yo estoy alucinando, sinceramente, y espero que se sepa rápido quien tiene las manos largas y la cara de cemento armado. Desde luego, el lio en que os ha metido ese Lupin local es, supongo, cuando menos embarazoso de cara a Amena.

Por quitar hierro al asuntillo... ¿habéis comprobado el pasillo de Ulises...? :P vergüenza todavía me da.... como diría Yoda.

Bueno, espero que se sepa quien es, y que todo el mundo lo señale y tenga que trabajar como repartidor del Qué!, si es que consigue que alguien vuelva a fiarse de el/ella.

Un saludo, Miguelón (y a ver si quedamos de esta vez... :D)

Miguelón dijo...

No creo que se llegue a saber, más ahora que ya no estamos en Ulises... y el pasillo ya lo hemos revisado: estaba libre de móviles y PDAs, jejeje... ¿has mirado en tus bolsillos? no se, iguaaal...

Pues eso, que a ver si es verdad que quedamos esta semanilla, pa tomarla

Esteban dijo...

Pues lo apuntamos pal viernes, que yo salgo (en principio) a las 3

Y tu?

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