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20 de mayo de 2009

Matando al mensajero

Ayer comenzó el juicio contra Pablo Soto,  creador del protocolo MP2P (una mejora sobre el P2P tradicional) y de programas P2P que hacen uso del mismo como Blubster, Piolet o Manolito P2P (muy español, sí señor). Los demandantes (Promusicae y Sony BMG, entre otras) piden 13 millones de euros en concepto de indemnización, por lo que consideran una competencia desleal contra las discográficas, ya que según ellos Soto desarrolló sus aplicaciones y tecnologías "con evidente ánimo de lucro" y con "una conducta parasitaria" para obtener provecho de la obra de otros.

El absurdo mayor de toda esta historia, frente a otras demandas contra páginas con links de descarga (como la ya famosa contra "The Pirate Bay"), es que en esta ocasión no van contra los que efectivamente comparten enlaces contenido protegido, sino contra quien facilita la tecnología y los programas P2P. Un paso más para intentar ilegalizar una tecnología neutra como el P2P a golpe de justicia.

Si seguimos esa línea, ¿Porque no ilegalizamos también a los fabricantes de reproductores MP3, o a Apple como creador del iPod? Con toda seguridad, más del 80 % de las canciones que se escuchan en ellos, han salido de las redes P2P sin pagar un euro. Es más ¿porqué no ilegalizamos directamente los formatos de audio comprimido como MP3, OGG, WMA, AAC? ¿Acaso estos formatos no se usan mayoritariamente para compartir canciones con copyright? ¿No han sido estos formatos los que han fomentado en sus inicios el compartir músca?. Y yendo un poco más allá ¿Poqué no demandamos también a los fabricantes de grabadoras de CD y DVD, que permiten grabar miles de películas al año de forma ilegal?...

Cuanto más tiramos de este hilo, tanto más absurda parece la idea ¿verdad? La tecnología no es legal o ilegal. No es moral o inmoral. La tecnología sólo es eso: una herramienta inerte, un instrumento para ayudarnos en nuestro trabajo, para optimizar los recursos utilizados, para hacer uso de ella como mejor consideremos que nos es útil. El hecho de que alguien, aunque sean cientos, miles, o millones, la utilicen para hacer algo ilegal (suponiendo que esto lo sea, lo cual es muy discutible), no convierte a la tecnología en sí en algo ilegal. EL P2P se utiliza mayoritariamente para compartir música, sí. Pero es una tecnología con un tremendo potencial, muy eficaz para otro tipo de usos, como descentralización de servicios, computación distribuida, etc. Y por esta regla de tres, si la tecnología no puede ser ilegal ¿cómo puede ser delito crearla?.

Para más inri, justamente ahora nos enteramos de que la SGAE está escamoteando el cobro de los derechos de autor al 90% de sus socios. ¿Quienes son los ladrones entonces? ¿Con que autoridad se atreven a acusar a otros de robar "con ánimo de lucro"? ¿Por qué nadie se atreve a demandar a esta gente?

En fin, todo esto supone una vuelta de tuerca más a esta estrategia de presión y miedo que han seguido las discográficas y las sociedades de gestión durante años para intentar mantener el control sobre un negocio que inevitablemente se les escapa. Ya no es que intenten ponerle puertas al campo... es que directamente pretenden quemarlo. Afortunadamente contamos con muchos retenes para apagar el fuego, y finalmente, no me cabe duda de ello, triunfará el sentido común y se hará efectivo aquel refrán de "renovarse o morir"... Y mucho me temo también, que nuestra "querida" SGAE no optará por lo primero.

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2 comentarios:

Il Venturetto dijo...

Como le oí decir al propio Pablo Soto, no creo que crean de verdad que puede prosperar la demanda. Lo que esperan es acojonar al personal y conseguir repercusión mediática para que la gente le coja miedo, "por si acaso".

Por cierto, acabo de acordarme de Ramoncín, al que por lo visto ahora no le basta con lo que se saca en la SGAE y quiere un sobresueldo:
Ramoncín: De boicotear 'OT' en 2002, a jurado hoy

Miguelón dijo...

siempre he admirado a Ramoncín por su honradez y su integridad moral.

En cuanto a la demanda, yo tampoco creo que vaya a prosperar, estando David Bravo como abogado defensor.

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