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24 de marzo de 2009

Vuelva usted el año que viene.

De todos es sabido que la Sanidad Pública española provoca frecuentes ataques de risa cuando se habla de su eficacia. Desde luego no es conocida por su especial rapidez, ni por su entrega a la hora de dar soluciones al paciente. Y la gran mayoría sabe a qué me refiero porque algunos lo habéis sufrido en vuestras carnes.

Muchas veces leo esas frases que vienen a decir (de una u otra forma) "si nota alguno de estos síntomas, acuda inmediatamente a su médico". Como si fuera tan fácil. Últimamente a mi también me entra la risa cuando oigo esto. Y que conste que yo sigo pensando que los mejores médicos y los más preparados están en la Seguridad Social. Pero es que a veces... algunas veces.. uno se siente engañado.

Desde hace unos cuatro o cinco meses, mi madre ha sufrido una severa pérdida de visión en su ojo derecho. Según ella misma lo explica, es como una mancha negra en el centro de la visión que la impide hacer ciertas tareas sencillas con ese ojo, como leer, coser, reconocer un rostro o cualquier otra cosa que requiera centrar la visión en ella. Naturalmente aún puede hacer todas esas cosas, porque su ojo izquierdo no está afectado... al menos de momento.

A mediados de diciembre, cuando empezó a notar que esa mancha era importante, pidió cita con su médico de cabecera de la Seguridad Social, quien le dio un volante para consulta preferente con el oftalmólogo. Esa cita "preferente" se la dieron para mediados de Febrero. Bueno, acostumbrados a lo que suele ser la Sanidad pública, incluso parecía poco tiempo.

Cuando llegó el día, el oftalmólogo la volvió a citar para que fuera a la semana siguiente con la pupila dilatada a hacerle un fondo de ojo. Pues bien, una semana después y tras hacerle el examen del fondo de ojo y pruebas de agudeza visual, el oftalmólogo dibuja una tremenda sonrisa en su rostro y dice:

"Pero mujer, ¡si usted ve perfectamente!. No se preocupe, que no tiene nada de nada... Vuelva el año que viene a hacerse otra revisión, pero ya le digo que tiene la vista muy bien para su edad." 

¡Hala!. Plas, plas, plas... palmaditas en la espalda y que pase el siguiente... Mi madre tiene un agujero negro en su visión del tamaño de una sandía, y el iluminado este le suelta que está todo perfecto. Imaginaos la cara de mi madre. Se quedó tan atónita que no acertó a articular palabra ... ¿Se estaba riendo de mi? me decía después.

En vista del caso que la hicieron, y de que evidentemente sí había algo de qué preocuparse, pedimos cita en una clínica oftalmológica privada (no daré el nombre). Naturalmente allí te dan un trato exquisito y te doran la píldora, porque lo estás pagando. Vale. Pero en apenas unas horas la habían atendido, habían hecho las pruebas necesarias y tenía un diagnóstico firme:

Degeneración Macular exudativa -también llamada "húmeda"-. Es la forma más severa y fulminante de los dos tipos de Degeneración Macular asociada a la edad (DMAE) que se conocen. Resumiendo mucho, se produce porque los vasos sanguíneos que se encuentran tras la retina del ojo, crecen de forma anómala y se producen pequeñas fugas de sangre que se acumulan tras la retina, "levantando" ésta y separándola de la coroides (que es la que le aporta el riego sanquíneo). Esto provoca el deterioro de la mácula en esa zona y la consiguiente pérdida de visión. Su avance es muy rápido, y en apenas unos meses puedes perder la visión de ese ojo casi por completo.


Dentro de lo malo, la DMAE de tipo húmedo tiene posibilidad de tratamiento si se aplica a tiempo (la forma "seca", más lenta y progresiva, no tiene tratamiento conocido). El más efectivo consiste en inyecciones intraoculares de pequeñas dosis de antiangiogénicos. La desventaja es que es excesivamente caro: aproximadamente unos 1.300 euros por inyección. Y generalmente no basta con una; hacen falta tres, cuatro o más.

No es una enfermedad poco conocida, ni extraña para los médicos. Es la primera causa de ceguera en los países desarrollados. Y es relativamente fácil de detectar... sobre todo si eres médico y los síntomas del paciente apuntan a ello.

Mi madre empezó ayer con la primera sesión del tratamiento en la clínica privada, y de momento continuará con él hasta que sea necesario. Lo que ello nos cueste no es lo más importante. ¿Que la clínica lo que quiere es sacarnos el dinero? puede ser... ¿Que podemos volver a la Seguridad social con el nuevo diagnóstico a ver qué nos dicen? también podríamos hacerlo... El problema es que mi madre no puede esperar tres meses, ni dos, ni uno y medio, a que le vuelvan a dar cita en el dichoso oftalmólogo incompetente para tirarle el diagnostico a la cara, y que ellos se hagan cargo. O es ahora... o ya es tarde.

Perdonad que entre en el blog dando portazos, después de más de un mes de silencio absoluto, pero necesitaba desahogarme... Sé que no se puede generalizar, pero ahora mismo no puedo evitar sentirme engañado e impotente por la ignorancia o la incompetencia de nuestros médicos... Probablemente mañana me arrepienta, pero ahora es hoy y me apetece desahogarme. Seguro que lo entendéis.

Y recordad: "Si tiene usted alguno de estos síntomas, acuda inmediatamente a su médico... que ya le mandará cita urgente para el año que viene".

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1 comentarios:

Isa dijo...

La triste realidad o visto desde otro punto de vista, nuestro espeluznante futuro. Porque a este paso la cosa no puedo ir sino a peor.


Espero y seguro que el problema se solucione aunque haya sido por cuenta ajena a la seguridad social, pero como yo siempre digo, aunque parezca que no se puede hacer nada, si se puede hacer algo. Poner una denuncia o queja en el Defensor del Paciente y al Defensor del Pueblo. En mi caso particular, si me ha servido aunque sólo sea para evitarme situaciones futuras desagradables.


Tú y todos pensaremos, que no va a servir de nada, pero 1 granito de arena forma montañas, asi que, tu queja puede ser la que decida que por fín empiecen a cambiar las cosas. Que al menos hayas hecho lo que esté en tu mano.

En fin en fin, a cuidarse toca que si no lo hace uno, no lo va a hacer nadie por tí.

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